sábado, 14 de agosto de 2021

CICATRICES

Hace dos meses y medio me rompí el tendón de Aquiles. Por suerte, enseguida me operaron y ahora ya estoy en proceso de recuperación. Para aquellos que no lo saben, es una lesión que requiere de mucho tiempo para recuperarse (de 4 a 6 meses para volver a hacer deporte), lo que quiere decir, mucho tiempo para pensar o reflexionar.


Cuando llevas tanto tiempo haciendo deporte y artes marciales, en el momento que te lesionas, sabes que hay algo que no está bien. Por un lado, hay algo dentro de ti que te dice que no te preocupes, que puede que no sea nada; pero hay otra parte de ti que sabe realmente que estás jodido.


Cuando me iban a operar, me preguntaron si me habían operado de algo anteriormente, y entonces empecé a echar la vista atrás.


Hace seis años, me rompí el LCA de la rodilla derecha;


unos años antes, sufrí un esguince grado 3 de la rodilla izquierda, que tardé más de seis meses en recuperar;


 y algunos años antes, un esguince grado 3 del tobillo izquierdo que tardé casi un año en curarlo.

Sin contar las múltiples capsulitis en los dedos de manos y pies, ni la rotura del radio cuando era un chaval.


Con este historial, acabas sintiéndote como Samuel L. Jackson en la película El Protegido, donde interpreta a aquel villano que sufre una peligrosa enfermedad que provoca que se debiliten sus huesos y articulaciones, que hace que su esqueleto sea extremadamente frágil.


Del mismo modo que aquel personaje, acabas también preguntándote si habrá superhéroes como Bruce Willis, que nunca se lesionan, y pueden entrenar y entrenar y ser cada día más fuertes.


Después hablas con compañeros y conocidos, incluso médicos, y te dicen que son lesiones habituales en deportistas; mucha gente ha sufrido esguinces, capsulitis, roturas de LCA o triada, y rotura del tendón de Aquiles.


Entonces, siendo como soy, intento analizar por qué ha podido pasar para evitar que me vuelva a pasar, y sobretodo para evitar que le pueda pasar a mis alumnos.


En mi caso, me dijeron que seguramente ha sido una suma de sobrecarga, tensiones acumuladas y la edad. Tras el análisis, me planteo que he de ir más calmado, realizar bien los entrenamientos y las clases, con su calentamiento, sus estiramientos; intentar comer mejor aún; descansar lo suficiente; etc...



Pero luego, al seguir dándole vueltas a la cabeza y buscar en la red, ves casos como el de David Beckham o Kobe Bryant, deportistas de alto nivel, con preparadores físicos específicos, nutricionistas, médicos, fisioterapeutas, etc. que en su día también se rompieron el tendón de Aquiles. De manera que todas las conclusiones, acaban en el garete.



Y aquí es donde vuelvo a mirar hacia el país del Sol Naciente, que tanto admiro, y enseguida encuentro una respuesta: KINTSUGI; el arte de reparar piezas de cerámica rotas con oro.



Gracias a este arte, aprendes a ver la belleza de las cicatrices. La rotura no es el final, sino simplemente un bache en el camino, una nueva historia que contar, que servirá para volver más fuerte, con una nueva lección aprendida y con más ganas.



Seguramente, si me hubiera quedado sentado en el sofá de mi casa, no me hubiera pasado nada de todo esto; pero tampoco tendría nada que explicar. Después de haber pasado por una pandemia, con confinamiento incluido, creo que es importante aprender a valorar todo lo que vivimos.


Así que si en algún momento te encuentras en una situación similar, recuerda que lo importante es que lo puedas contar y que al final todo pasa; simplemente es parte del camino.