Se
podría decir que en una sociedad occidental, las personas relacionan el concepto
de felicidad con el de conseguir cosas o metas. Mientras que en culturas
orientales, se tiene otra visión de la felicidad que tiene más que ver con el
aceptar la vida tal y como se presenta, vivir el momento y no anclarse en
situaciones temporales ya que todo pasa y todo fluye.
El
objetivo del Mindfulness se sitúa pues en este marco, ya que es una práctica
basada en la meditación budista, que se intenta adaptar a las sociedades
actuales.
Principalmente
consiste en entrenar la mente para que se enfoque en el presente, aceptándolo
tal como es (por ejemplo, centrarse en la respiración únicamente, omitiendo los
pensamientos del momento).
Actualmente
vivimos en una sociedad donde nos exponemos a multitud de estímulos, vamos
siempre con mil temas en mente y en ocasiones cuesta centrarse en algo en
concreto. Viviendo de esta manera, muchas veces no somos conscientes de lo que
nos pasa en el momento y “se nos escapan cosas” que no se vuelven a repetir.
Este
estilo de vida a la larga puede provocar estrés y dificultades para
concentrarse. Es por ello que esta práctica puede ser beneficiosa para personas
que padecen de ansiedad (pensamientos/preocupaciones en mente) o depresión (dar
vueltas a situaciones del pasado) ya que rompe con estos patrones de pensamiento
que nos hacen sufrir y hace que el cerebro se centre en el presente.
La
práctica de Karate Kyokushin se basa en gran parte en estos principios, ya que
conlleva todo un proceso de concentración y de análisis de las propias
capacidades para posibilitar la superación personal.
De
entre las aplicaciones de la práctica del Mindfulness con las artes marciales,
podríamos destacar:
- Mejora la concentración (se focaliza la atención y se mejora la habilidad para evitar distracciones)
- Mantiene el estado de flujo, referente a la fusión con el presente y la capacidad de sentir el momento actual.
- Mejora la gestión de las emociones; en relación a los continuos altibajos emocionales que se viven con la práctica de un arte marcial (fallos y aciertos, carga psicológica, tolerancia a la frustración, etc).
- Se aprende a gestionar el dolor, en referencia a que el cerebro interpreta el dolor como una sensación aversiva. Mediante la práctica se trataría de llegar a diferenciar la sensación, de la valoración. Es decir, sentirlo pero no sufrirlo.
Y
recuerda…
“El
ayer es historia, el mañana es un misterio y el hoy es un obsequio, por eso se
llama presente.”